jueves, 23 de octubre de 2014

Cut the kids in half


Dibujar es boni, es diver, es chévere, pero también es una de las cosas que más tiempo, paciencia y perseverancia requieren. Te vuelve bipolar, neurótico, depresivo, suicida y sadomasoquista...pero qué se le va a hacer. Me encanta dibujar. Me ilusiona pensar en que mis dibujos puedan llegar a moverse como si estuvieran vivos. Y pienso en eso cada vez que mis dibujos comienzan a quedar como porquerías en comparación a lo que tenía en mente, o se derrama la tinta del lapicero justo cuando iba a terminar de entintar, o cuando el illustrator se cierra antes que grabe todo lo que había vectorizado, o cuando el photoshop no reconoce el último archivo psd grabado con la coloración, o cuando me doy cuenta que solo tengo 6 dibujos y el flash que planeaba animar tiene frames infinito, o cuando tengo que buscar tutoriales y referencias para empezar a re-aprender todo lo que me enseñaron en la universidad desde cero... Me encanta dibujar.

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